Me llamo Paula Iber, tengo 20 años y aunque vivo en Madrid desde siempre, soy medio alemana por parte de padre y paso mucho tiempo allí para estar con la familia. Estudié en el colegio Mater Salvatoris y tras dos años de odontología en la Universidad Europea, he conseguido trasladar mi expediente a la Universidad Complutense de Madrid, para continuar allí con mis estudios.
Me considero una persona alegre y tremendamente activa. Siempre tengo algo que hacer. Mi último orgullo: ser presentadora de los actos principales de la JMJ de Madrid, junto con Javi Nieves y el Pulpo de Cadena 100 en el escenario.
A medida que fui creciendo iba montando caballos más grandes y a los doce años decidieron que comenzara clases particulares en lugar de continuar mi aprendizaje con todo el grupo. A los 14, mi abuelo me compro mi primer pony en Alemania que montaba cuando iba allí. Mi hermano pequeño Enrique también empezó a montar. Y a los 16 años, mi padre, que siempre me ha apoyado en esta afición, me compro mi primer caballo en Madrid: HIDOL.
Con él he vivido la mayoría de mis victorias, de mis fracasos y miles y miles de aventuras.
Era un caballo tordo, que estaba entero (no estaba castrado), con un carácter increíble, capaz de saltar cualquier obstáculo que se le pusiera por delante. Cuando llevaba a mis amigos a montar, no hacía falta llevar riendas porque Hidol me seguía a todos lados.
Fuimos juntos a concursos, participamos en Nacionales, en el preparatorio del campeonato de España y en concursos Sociales de Madrid, Segovia, Toledo...
Cada verano, cuando me iba de monitora a Irlanda con niños pequeños (entre ellos mi hermano) Hidol se iba con mi entrenadora Conchi de vacaciones a una finca…
Pero en verano del año pasado, mientras estaba en Irlanda, me llamo mi padre diciendo que tenía que tomar una decisión muy importante. Hidol padecía una hernia y sólo había dos posibilidades: operarle con un 95% de riesgo de muerte en la operación y 16.000 €, más 2 años de rehabilitación en el hipotético caso de que la operación saliera bien, o dormirle...
Sé que hice lo mejor para él y le durmieron en el momento. Para mí fue una despedida muy dolorosa. Estábamos en nuestro mejor momento. Teníamos muchos concursos por delante y muchísimas expectativas, pero sobretodo, ese caballo era para mí algo completamente inexplicable.
Después de aquello no quise saber nada más de los caballos. Lo pasé tan mal que pensé que nunca volvería a montar. Pero la afición me pudo, y saque fuerzas para volver a empezar de nuevo.
Después de aquello no quise saber nada más de los caballos. Lo pasé tan mal que pensé que nunca volvería a montar. Pero la afición me pudo, y saque fuerzas para volver a empezar de nuevo.
En Noviembre del año pasado me compraron una yegua: Uthali. Me costó mucho acostumbrarme a ella porque era todo lo opuesto a Hidol. Tenía un carácter muy fuerte y era muy muy cabezota aunque saltaba mucho mejor y más alto que Hidol.
La monto todos los días y ya después de un año nos hemos amoldado la una a la otra. Puedo decir que estoy muy contenta con ella aunque Uthali es todavía joven y las dos tenemos aún muchas cosas que aprender.
Se siente respeto, velocidad, y sobretodo libertad... te olvidas de todo lo que te rodea y te centras en ti y en el caballo que llevas debajo...te olvidas por momentos de todo lo que te preocupa. Es una sensación muy difícil de explicar. Sólo puede experimentarse.
¿Alguna? Muchas, muchísimas…
El dicho de los jinetes es "quien monta, se cae".
Este deporte es así, tratamos con animales que tienen seis veces más fuerza que nosotros y también un carácter a veces bastante fuerte... así que sí, a veces acabas en el suelo. Pero sin pensártelo dos veces, te vuelves a subir. Esa es la norma.
Diferénciame a Hidol y Uthali.
En cambio Uthali es todavía joven. Tiene 9 años y mucha vida por delante.
Hidol era noble, muy muy cariñoso. Se dejaba hacer de todo, me seguía a todas partes… Era un trozo de pan.
En cambio Uthali es más mujer. Con muchísimo carácter y muy cabezota cuando se empeña en algo. Por ejemplo cuando hay que esquilarla y cortarle el pelo hay que dormirla porque no se deja.
Pero por otro lado ella es más elegante, más orgullosa y tiene mucho más nervio. Es hiperactiva y eso a mí me encanta.
A la hora de saltar la diferencia muy grandísima. Hidol no saltaba tan alto pero saltaba todo lo que le pusieras delante. La yegua tiene mucha más fuerza y hace lo imposible por no tirar las barras, pero es muy mirona y no le gustan nada los saltos con agua o los muros así que todavía me queda mucho trabajo con ella...
¿Cuál ha sido tu competición más entrañable?
Esta pregunta es muy difícil...Recuerdo con mucho cariño mi primer concurso a los siete años con un pony que se llamaba Otto. Salí a la pista y recuerdo estar temblando de los nervios. Se me olvidó hasta el recorrido.
Pero la gente animaba y toda mi familia estaba allí para apoyarme.
Empecé a saltar y parecía que aquello nunca acababa. Siempre había otro salto detrás…
Cuando termine, todo el mundo empezó a aplaudir y a gritar. Esa fue también mi primera victoria.
Quede primera.
Un libro: Los renglones torcidos de Dios
Una película: El hombre que susurraba a los caballos
Una canción: You will be in my heart
Un jinete: Ludger Bierbaum
¿Te caíste alguna vez del caballo?
Pero dejando aparte mil cosas varias mi gran afición son los caballos. Heredé esta pasión de mi abuelo paterno y desde que comencé a montar en pony a los cuatro años en la escuela del Club de Campo Villa de Madrid, los caballos han formado parte de mí. Algunos incluso dicen que tengo una conexión especial con ellos.
1 comentario:
ENHORABUENA PAULA!!!!!
Publicar un comentario